martes, 13 de febrero de 2007

El Mago de Himmler




Himmler vino al mundo el 7 de octubre de 1900 en un confortable apartamento de Munich, en el seno de una familia profundamente católica. Tras la primera guerra , este joven introvertido se convirtió en ingeniero agrónomo en la Technische Hochschule, en donde abrazó ideas ultranacionalistas y antisemitas que le llevaron directamente a los movimientos que se oponían a la degradante política de la República de Weimar.
Los educados modales de Himmler no impidieron que en septiembre de 1923 se integrara en una unidad del ejército, conocida como Compañía Werner. Se sumó a los hombres de Hitler en el fallido golpe de Estado y formó parte de la tropa encabezada por Röhm que se dirigió al Ministerio de la Guerra. Himmler portaba la bandera…
Es bastante probable que a través de la Sociedad Thule y de su vínculo con Röhm, Himmler llegase al Partido Nazi, donde rápidamente haría carrera y potenciaría las SS –Schuzstafel–, que llegaron a ser consideradas con razón como un Estado dentro del Estado, a semejanza de lo ocurrido en el medievo con los caballeros templarios, puesto que su crecimiento implicó la creación de divisiones diversas que abarcaban aspectos como la cultura, la industria, la investigación histórica y científica, la potenciación del sector agrícola, el deporte, etc, hasta sumar cerca de cuarenta departamentos.
Himmler monitorizó a través de las SS-Reichssicherheitshauptamt –RSHA– a la temible policía secreta, la Gestapo, así como a la policía criminal Kripo, la policía del orden Orpo, la policía administrativa Verwaltungspolizie, la policía rural Gendarmerie, y un largo etcétera de unidades de control. Además, Himmler codiciaba la idea de crear un Estado SS habitado por la elite y unido al Reich, pero de administración independiente. Esto tal vez explique la complejidad organizativa que alcanzaron las SS.
Wiligut, el Rasputín de Himmler
Aunque no lo habíamos mencionado hasta el momento, Himmler estaba fascinado y obsesionado con las leyendas y las sagas de caballeros heroicos –ya fueran artúricos, templarios o teutones– lo que, unido a sus inquietudes ocultistas, le llevó a revestir a sus SS de una parafernalia repleta de símbolos y barrocas ceremonias.
Uno de los más claros exponentes de esa forma de pensamiento ocultista lo representó la adquisición del castillo de Wewlsburg. Himmler consideró que era el lugar más adecuado para acoger los mayores secretos de la SS. Su forma triangular, la ubicación geográfica en Westfalia y los consejos de los sabios geomantes avalaron la adquisición de la fortaleza bajo el argumento de ser destinada, una vez rehabilitada, a escuela de mandos de las SS.
Uno de los personajes que más influyó en esta lectura hermética de la fortaleza fue, sin duda, Kart Maria Wiligut, su Rasputín particular, un curioso personaje que nació en el seno de una familia vienesa de tradición militar el 10 de diciembre de 1886, y que ingresó a los catorce años en la Escuela Imperial de Cadetes de Viena.
Su presencia en diferentes frentes bélicos le hizo ascender a capitán en 1903, a mayor en 1912, y a teniente-coronel y otros grados superiores poco después, hasta que en enero de 1919 se retiró tras cuarenta largos años de servicio. Durante algún tiempo, hasta 1909, Wiligut respondería al nombre simbólico de Lobesam, ya que era miembro de una anodina orden de inspiración masónica conocida como Schilarraffia.
Lo más interesante de su biografía es que se presentaba como el último descendiente de los uiligotis, una estirpe de guerreros ancestrales prehistóricos cuya historia, hazañas y legado eran conocidos por nuestro personaje gracias a la clarividente memoria ancestral que afirmaba tener.
El último de los uiligotis se consideraba objeto de una conspiración que pretendía destruir definitivamente su legado; finalmente acabó en un internamiento psiquiátrico en el sanatorio de Salzburgo. Después abandonó Austria y buscó una atmósfera mejor en Berlín en 1932. Esta elección permitió que un viejo amigo, a la sazón oficial de las SS Richard Anders, le pusiera en contacto con Heinrich Himmler.
El líder SS quedó impresionado por aquella memoria ancestral que aseguraba posseer nuestro personaje. Decidió que no era buena idea desaprovechar la oportunidad de estar cara a cara con el más remoto pasado germano. Como apunta el estudioso Goodrik-Clarke, “en septiembre de 1933 Wiligut se unió a la SS con el seudónimo de Karl María Weisthor, y ocupó el cargo de director de un Departamento de Prehistoria e Historia Arcaica, dentro de la Secretaría de Raza y Poblamiento de la SS con base en Munich”.
Su misión era entregar informes por escrito de sus visiones para que fuesen investigadas, estar plenamente disponible para conversar con Himmler y poco más. La amistad entre ambos fue fructífera, hasta el punto de que el jefe de las escuadras promocionaría al místico al grado de coronel para equiparar su rango al que ostentaba en el ejército austriaco.
Su influencia se dejó sentir bastante en la simbología de las SS. Sin ir más lejos, en el buscador del Grial Otto Rahn, así como en el responsable de las investigaciones esotéricas dentro de la SS-Ahnenerbe, Friederich Hielscher. Por cuestiones de edad, el viejo mentor se jubiló, aunque siempre contó con la protección de Himmler y las Schuzstafel.
Tomado del libro : Las Relíquias de Hitler. José G. González
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Destaco este artículo , no para enfocar a Himmler de quien hay mucho ya escrito y dicho ..., el que me ocupa es Kart Maria Wiligut , y no sólo por su historia sino más bien para destacar que hubo una serie de incógnitas personas , como la "medium" María Ortisch y K.M.Wiligut que fueron muy influyentes en el Tercer Reich . Es mi meditación revisar lo que uno cree y lo que uno quiere sobre que las cosas sean de un modo , el hecho es que el epicentro nunca está donde uno fija su mirada .................!!!!!